lunes, 13 de abril de 2009

Abogados y psicólogos discuten sobre las “familias torcidas”


Por: Amaya García Velasco

A raíz de las expresiones del presidente de la Cámara de Senado, Thomas Rivera Schatz, en las que llamó a las familias no tradicionales “familias torcidas”, el grupo Proyecto por la Libertad del Género y Orientación Sexual (PLIEGOS), adscrito a la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Río Piedras, invitó a varios panelistas para analizar a fondo el concepto legal de familia y la necesidad de crear nuevas opiniones ante el constante cambio de la sociedad puertorriqueña.

Entre los ponentes invitados a la conferencia “Destorciendo el Derecho: Análisis del Concepto Jurídico de la Familia Puertorriqueña”, que se realizó a comienzos del mes de abril, se encontraban el profesor Aníbal Rosario Lebrón, la licenciada feminista Ana Rivera Lassén y el profesor José Toro-Alfonso, todos docentes del Recinto de Río Piedras de la UPR.

Con inquietudes tales como: ¿Cuál es la definición del Derecho de lo que es familia? Y ¿Puede el estado imponer un modelo u otro?, los conferenciantes concordaron en la inmutabilidad de la palabra familia, según definida por el Código Civil de Puerto Rico, y concluyeron que hay una necesidad imperante de redefinir este concepto para la inclusión de un gran por ciento de familias mono parentales, domicilios que incluyen parientes o personas consanguíneas, parejas del mismo sexo y otros grupos que en estos momentos no están protegidos por ley en Puerto Rico.

“¿Qué es lo que hace que una familia sea derecha y otra sea “torcida”? Una respuesta inicial serían las leyes, o el derecho. Si bien es cierta esta respuesta, no recoge las complejidades del asunto ya que aparenta dejar la construcción de identidades y otredades circunscritas al mero constructivismo legal,” afirmó el también licenciado Aníbal Rosario Negrón en referencia al Código Civil. Expresó que es necesario apuntalar que estas definiciones, como las expuestas anteriormente, se le escapan al estado al definir las identidades de sus ciudadanos.

Citando la Ley 33 Contra el Acecho como un ejemplo jurídico donde se extiende la definición de familia hacia personas no consanguíneas que residen en el hogar, Rosario Negrón opinó que esto contrasta con la marginalización de las familias no tradicionales que ha imperado desde hace décadas en las cortes puertorriqueñas. Tras comentar sobre el llamado “intento fallido” de la Resolución 99, que limitaría la definición de matrimonio a la pareja heterosexual, Rosario Negrón reconoció que esta medida trajo a la palestra pública la discusión sobre el matrimonio como una creación cultural aparentemente manipulable por grupos moralistas.

“La definición de familia es un fenómeno cultural cuyo carácter histórico es eludible. Debemos cuestionarnos hasta qué punto las estructuras jurídicas de normalización/marginalización de la familia más identificadas por fundamento publico son simplemente un reflejo de los intentos moralistas de la mayoría que controla la comunidad cultural,” dijo.

Por otra parte, la licenciada Ana Rivera Lassen destacó la necesidad de crear un código de familia y de desmitificar la idea de que el matrimonio es sólo amor y no un contrato bajo la ley. La feminista también recalcó en que antes de la Resolución 99, la lucha giraba en torno a los derechos de la mujer casada, para erradicar ser considerada como propiedad del hombre.

“Hace 30 años se decía que la moral de Puerto Rico estaba en cuestionamiento si se le daba igualdad a las mujeres en el matrimonio heterosexual. Pues lo mismo sucedió ahora con esta famosa resolución. Parecería que repetimos la historia de oír a algunas personas que abusan la moral para discriminar contra las familias en Puerto Rico,” expresó la licenciada. Para Rivera Lassen, al levantar pasiones, estos temas se acercan a otro problema en la Isla: la violencia.

Al igual que Rosario Lebrón, la también profesora destacó en la importancia de un cambio equitativo a las leyes. Además indicó que, antes de que el Estado pueda controlar la política pública sobre las familias y los derechos reproductivos, “hay que poner a las personas en control de su cuerpo para poder controlar su sexualidad”.

Rivera Lassen, además, explicó que muchos de estos cambios y definiciones también afectan otras áreas de la sociedad, entre las más importantes, la educación. Tras la derogación por el Departamento de Educación de la carta circular que proponía un currículo enfocado en perspectiva de género, la posibilidad de crear un modelo donde se le enseñen a los niños y jóvenes sobre familias divergentes quedó nula en este cuatrienio.

El psicólogo José Toro-Alfonso también depuso en la conferencia, citando un estudio hecho por su equipo a estudiantes universitarios y empleados de diversas agencias de gobierno, el cual avala la mentalidad culturalmente impuesta que se tiene sobre la definición de familia y quienes deben constituir esta unidad.

“Los que trabajamos con los datos de familia cada vez más encontramos que son menos las familias nucleares y más las familias compuestas por padres y madres solteras, personas del mismo sexo…entre otros,” indicó el psicólogo. Aunque estos cambios van cónsonos con una sociedad cambiante, Toro-Alfonso también compartió con la audiencia datos sobre el estudio antes mencionado, entre los cuales se incluyen que estas nociones de lo que constituye una familia funcionan como ejemplos para establecer, entre otras cosas, roles de género en la sociedad.

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